miércoles, 9 de diciembre de 2009

MOTIVACIÓN Y METACOGNICIÓN

La metacognición, el conocimiento sobre el conocimiento es importante para la psicología educativa y la psicopedagogía, ya que la metacognición se implica en el control y la regulación de los procesos de conocimiento, y en el caso de la educación, en el proceso del aprendizaje.
La relación entre metacognición y motivación es muy significativa puesto que la motivación es la causa por la cual el individuo aborda la tarea, y por la que mantiene una actividad cognitiva amplia, destinando recursos a un quehacer definido.

Las personas deben saber planificar las estrategias o pautas que han de utilizar en cada situación. Cuando sabemos las pautas a utilizar, las debemos poner en marcha, siempre llevando un control del proceso para detectar los posibles fallos y tenerlos en cuentas a la hora de llevar a cabo otra acción.
La atribución de causalidad analiza la forma en que explicamos la conducta de las personas. Las acciones las atribuimos a causas internas (rasgos, motivos, actitudes…) o causas externas (según la situación de cada persona) las cuales intentamos realizar de manera lógica y consciente.

La importancia de la atribución de casualidad radica en la influencia que ejerce sobre el planteamiento de la conducta y del aprendizaje. Dependiendo de la atribución que el aprendiz genera en torno a las causa que produce una actuación eficaz o ineficaz, establece una serie de conceptos, de expectativas, que condicionan la actividad a la hora de iniciar una nueva tarea.
(Josu Ugartetxea)

La capacidad para atender a las variables que intervienen en la solución de una tarea, y la opción a analizar la información que resulta de su estudio, puede hacer que el alumno aprenda a ajustar sus atribuciones sobre las causas que han ocasionado el resultado obtenido. La autoobservación le permite una atribución adaptativa y con ello, posibilita la motivación hacia la tarea.
La motivación es uno de los factores que influyen en el éxito o el fracaso escolar. En el proceso de enseñanza – aprendizaje los aspectos cognitivos y los afectivos son inseparables.

Si conocemos nuestra propia cognición podremos ser capaces de tomar consciencia del nuestra manera de aprender y comprender el resultado de nuestra actividad, ya sean positivos o negativos. Si analizamos las estrategias utilizadas podremos valorar si han sido las adecuadas o no, de esta manera podremos mejorar el resultado y la acción de próximas actividades. Aunque no significa que conocer nuestro propio conocimiento nos vaya a llevar siempre a unos buenos resultados, siempre estamos en un proceso continuo de auto observación y evaluación.

Considero que es más importante la meta del aprendizaje que la meta de los resultados. En la meta del aprendizaje, nuestro objetivo está en llevar a cabo un buen proceso en el cual logremos el máximo aprendizaje y conozcamos un poco más de los que somos capaces. Es decir, desarrollar más nuestras habilidades y aprender a valorar el esfuerzo que hemos realizado en todo el proceso de aprendizaje con la finalidad de ser un poco más inteligentes. Es una competición personal cuyo objetivo es mejorar. Si nos vemos capaces aumentamos nuestra motivación, valoramos el logro alcanzado y tendremos un mayor conocimiento metacognitivo.
Sin embargo, el hecho de simplemente buscar un juicio externo, aparentar ser inteligente, lo considero superficial. El objetivo es superar una dificultad y evitar el fracaso, independientemente de que el proceso haya sido productivo para el aprendizaje.
Debemos desarrollar un “locus de control” interno, el alumno debe sentirse responsable de su propio aprendizaje, debe observar sus actuaciones para incrementar su conocimiento metacognitivo, de esta manera se proporciona más motivación para las siguientes actuaciones.

Para terminar, me gustaría resaltar las tres condiciones en la enseñanza que establece McClellan ya que las considero esenciales para el desarrollo de la metacognición. El profesor debe captar la atención del alumno, de manera que el alumno considere importante lo que el profesor está explicando para poderlo llevar a la práctica y poder obtener resultados favorecedores. Una forma de que el alumno lo considere importante, es haciéndole partícipe de la actividad, de modo que el alumno ya pueda experimentar el logro de lo aprendido y se sienta responsable de su actuación, y continuará empleando lo aprendido.

La forma en la que el individuo ejerce su actividad de aprendizaje puede venir determinada por la motivación y la metacognición. (Okagaki & Sternberg, 1993).

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